¡Por una cuarentena sin hambre! ¡Nos resistimos a dejar el confinamiento!
¡Abajo los despidos y las medidas antiobreras!
Cientos de
miles de muertos, millones de infectados por el COVID-19. Centenas de millones
desempleados por la recesión mundial. El mundo está viviendo una de las mayores
tragedias de la historia. El avance global de la pandemia, con su secuela de muertes,
agravamiento de la crisis económica, confinamiento y pánico generalizado de la
población están siendo aprovechado por los gobiernos de la burguesía, mostrando
al desnudo la verdadera esencia del sistema capitalista: el enriquecimiento de
unos pocos a costa de la explotación y la miseria de los trabajadores y los
sectores más vulnerables de la población.
En Ecuador el
gobierno de Lenin Moreno esta utilizado de forma inescrupulosa la pandemia para
cumplir los viejos sueños de la burguesía criolla de eliminar los derechos
laborales, reducir los sueldos, aumentar impuestos y eliminar subsidios, a
costa de un resultado macabro. Diversas disposiciones impuestas en decretos y resoluciones
amparadas en el “Estado de Excepción” han dado pie a una ola de despidos
intempestivos, y a la violación de derechos de diversa índole. Los trabajadores
están siendo despedidos “por fuerza mayor” y muchos empresarios han visto en
este proceso la oportunidad de liberarse de trabajadores que estaban cerca de
la jubilación patronal. Muchas personas desempleadas, que son la mayoría de la
población, están siendo reprimidas y encarceladas por su necesidad de salir a
ganarse el día.
La realidad
que viven los barrios pobres de Guayaquil es cruenta y desgarradora. La
alcaldesa Cynthia Viteri, que, de una forma cínica dijo que esto se asemeja a
la caída de la bomba de Hisroshima, y que la “responsabilidad es de todos”, ahora
llama a prepararse para una segunda ola de contagio. De esta manera la muerte
ronda por las barriadas pobres, pero no solo por causa del virus, que se agrava
con enfermedades como el dengue, la desnutrición, las enfermedades
cardiovasculares y la insalubridad, sino por el hambre. El hambre obliga a las
familias a escapar de la cuarentena y a enfrentarse a la fuerza pública en las
aceras y mercados públicos que cada día son evacuados con brutalidad. De esta
forma el gobierno de Moreno, que mostró su faceta asesina en el levantamiento
popular de Octubre, está dirigiendo un verdadero genocidio.
En este
contexto, la celebración del Primero de Mayo cobra un mayor significado,
precisamente porque estamos luchando contra el hambre y a favor de la vida. Y
es que el Primero de Mayo nos recuerda un día de lucha, parte de la memoria del
movimiento obrero mundial, por la muerte de los obreros en una huelga en los
Estados Unidos, en 1886. Si bien este Primero de Mayo no será posible salir a
las calles, por el riesgo de contagio, no significa que los trabajadores del
campo y la ciudad dejaremos de protestar desde nuestras casas y comunidades con
cacerolazos y otras iniciativas.
Es verdad
que el virus no distingue de clases sociales, pero el gobierno si lo hace. La
preocupación de Lenin Moreno es salvar a las grandes empresas, y a estas no les
interesa la vida de los trabajadores, sino sus ganancias. Esto es evidente
cuando el ministro de trabajo Luis Arturo Poveda, viejo abogado de las cámaras
de comercio, resolvió no considerar como enfermedad profesional ni como un
accidente de trabajo al COVID-19, a menos que exista una “prueba científica”
que vincule la enfermedad con la actividad laboral, lo que constituye una verdadera
burla y un atropello para los trabajadores, puesto que se beneficia a los
empresarios y a la Seguridad Social que dejarían de pagar indemnizaciones. Esto
pese a que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que: “La
enfermedad del COVID-19 y el trastorno de estrés postraumático contraídos por
exposición en el trabajo, podrían considerarse como enfermedades profesionales”
y recomienda “proteger a los trabajadores”.
También es
evidente la preferencia del gobierno con los empresarios, principalmente con los del sector de la construcción, cuando llama a retornar
a la “nueva normalidad” con su “sistema de semáforos”, pese a las advertencias de la Organización Mundial
de la Salud (OMS) y a los datos que publica la prensa internacional, como el Financial
Times, que ubica al Guayas en el primer lugar en el ranking mundial de muertos
en el contexto del COVID-19 con 8 941 muertos solo en el mes de abril, un
incremento del 380% en relación a abril del 2019.
Y no solo eso,
sino que el gobierno, que se atrevió a pagar 343 millones de dólares de deuda externa en medio de
la emergencia sanitaria, pretende que los trabajadores y empleados del país
aportemos el 64% del llamado “Fondo de asistencia humanitaria” para enfrentar
la pandemia, mientras que los grandes empresarios solo aportarían el 32%. Y, por
si fuera poco, busca que ellos administren este fondo, es decir, confiarle el queso al ratón. Y para engañar al pueblo, los
burgueses y sus medios de comunicación apelan al discurso de la unidad y de que
todos tenemos que poner el hombro. Así, si el gobierno logra cumplir su
cometido criminal en beneficio de los empresarios, la ya grave situación de
pobreza y desigualdad provocadas por las medidas neoliberales, extractivistas y
antiobreras de este gobierno y de sus antecesores que motivaron el
levantamiento popular de Octubre, se profundizarán con la pandemia.
Por todo lo
dicho desde el MAS proponemos que para enfrentar esta difícil situación es
necesario que resistamos y que luchemos por la sobrevivencia, exigiendo las
condiciones necesarias para evitar morirnos de hambre o de otras enfermedades durante
la cuarentena. Los ricos pueden hacer su cuarentena en sus casas lujosas sin
necesidad de ir a trabajar, además que tienen a su disposición los hospitales
privados. Mientras que los trabajadores pobres o desempleados que vivimos en
los suburbios de Guayaquil o Quito, no tenemos salarios fijos, ni casas
decentes. Los indígenas en el campo no cuentan con la asistencia médica
necesaria. De este modo sino logramos las condiciones mínimas para sobrellevar la
cuarentena muchos no conseguiremos camas en terapia intensiva y estaremos condenados
a la muerte. Por esto debemos exigir una cuarentena sin hambre y resistirnos a
salir del confinamiento hasta detener el crecimiento de la curva de contagios.
Además, debemos
exigir las condiciones de bioseguridad necesarias, aumento de salarios y la
estabilidad laboral para los trabajadores de la salud que se encuentran en la
primera línea y en otros servicios básicos. El personal de salud que enfrenta
el problema sanitario, sigue sin ser debidamente equipado y protegido, (3665
entre doctores, enfermeras y salubristas, han sido infectados). También hemos
propuesto a las organizaciones políticas y gremiales de los trabajadores,
indígenas, mujeres y jóvenes que exijamos las siguientes medidas para mejorar
las condiciones para cumplir la cuarentena y enfrentar la pandemia.
Un salario
mínimo universal de $400 y no un bono miserable de $60 que no llega al 7% de la
población. Que se dé prioridad número uno al SISTEMA DE SALUD PÚBLICA al cual
se le debe proveer de todos los recursos económicos, tecnológicos y del
personal que sean necesarios para enfrentar la pandemia. Exigir una atención
inmediata y prioritaria para atender los actos de violencia contra las mujeres
y la apertura de nuevos refugios para las víctimas de la violencia
intrafamiliar. Que se pongan en manos del Estado los grandes hoteles, las casas
abandonadas y los edificios públicos para que sean usados por los trabajadores
pauperizados y desempleados sin vivienda. Que se garantice la seguridad
alimentaria de la población a través de políticas públicas de estímulo a los
pequeños y medianos productores agrícolas. Que se garantice el acceso a los
servicios básicos y el no cobro de las planillas a la población de menores
recursos mientras dure la emergencia. Que cese y que se prohíba los despidos de
los trabajadores tanto del sector público como del sector privado.
NO AL PAGO DE LA DEUDA EXTERNA a fin de
canalizar todos los recursos del Estado a la salud, la educación y la
producción de orientada a satisfacer las necesidades básicas de la población. Exigir
la contribución especial del 20% a las ganancias de los banqueros y los grupos
monopólicos más fuertes del país. Reducción de las tasas de interés y
generación de líneas de crédito para reactivar las PYMES, los pequeños negocios
y el sector agrícola. Pedir la democratización del COE con la presencia de
destacados científicos y profesionales que puedan orientar la lucha contra el
virus y de representantes de las organizaciones sociales. Respeto total a los
derechos humanos por parte del ejército y la policía en sus controles de
seguridad. También hacemos un llamado a la solidaridad internacional de los
pueblos y trabajadores para enfrentar unidos la pandemia
¡No queremos morir ni por el virus ni por el hambre!
¡Ni una menos por quedarse en casa!
¡Es posible enfrentar las muertes por la pandemia!
¡Es posible acabar con el hambre y el desempleo!
¡Es posible estatizar la salud, expropiar los hospitales privados y
construir unos nuevos!
Para eso es necesario ¡Que la crisis la paguen los ricos que la
provocaron!
¡Expropiación bajo control de los trabajadores de las empresas que están
despidiendo!
¡No al pago de la deuda externa! ¡Impuestos sobre las grandes fortunas!
¡Por una economía planificada al servicio de las necesidades sociales y
de combatir la pandemia!
¡SOCIALISMO O BARBARIE!
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