BALANCE ELECTORAL Y SITUACIÓN POLÍTICA

La segunda vuelta electoral puso en evidencia el fuerte fraccionamiento entre dos sectores de la burguesía: el que representa a la burguesía moderna que responde al proyecto globalizador del capital financiero internacional, representado por Moreno y AP, y la vieja oligarquía agroxportadora e importadora, también vinculada al capital internacional y más claramente identificada con el modelo neoliberal ortodoxo, representado por Guillermo Lasso y la alianza entre CREO y SUMA.



Según los resultados oficiales del CNE, muy cuestionados por cierto, el candidato oficialista se impuso con un estrecho margen del 2,32%, esto es alrededor de 230.000 votos. (Moreno obtuvo el 51,15% y Lasso el 48,85%). El ausentismo fue el 16,8%, los votos nulos alcanzaron el 6,31% y los blancos el 0,65%.

En relación a la primera vuelta, Lasso logró incrementar su votación en 20,7%, en tanto Moreno lo hizo solamente en un 11,8%. Esto se explica en buena medida porque Lasso capitalizó el descontento anticorreísta de amplios sectores ciudadanos que en la primera vuelta votaron ya sea por opciones de derecha como Cynthia Viteri, de centroizquierda como Paco Moncayo y otros grupos de oposición al régimen actual. También por la débil imagen que presentó Moreno en la campaña, quien lució débil, contradictorio, sin personalidad frente a Correa, demagógico por su baratillo de ofertas y poco preparado para asumir el poder ejecutivo en un período tan complejo como el actual.

Si analizamos a nivel regional, son las provincias de la Costa las que le dan el triunfo a Moreno, en especial Manabí donde obtuvo casi el 67% de la votación, mientras que Lasso se impone en la Sierra y el Oriente, con las excepciones de Azuay, Imbabura y Sucumbíos, en las cuales ganó Moreno. En el caso de la Sierra, Lasso obtuvo una mayor ventaja en provincias como Bolívar, Chimborazo, Cotopaxi que se caracterizan por un alto porcentaje de población indígena. Se observa un fenómeno político novedoso en el hecho de que la población costeña optó mayoritariamente por un candidato serrano,  mientras que la población serrana lo haya hecho por un candidato de la Costa, contradictoriamente a lo que sucedía en épocas anteriores.

Izquierda a la deriva

Un aspecto que merece un análisis específico es la posición de la izquierda en el proceso electoral. Luego de los pobres resultados obtenidos en la primera vuelta por parte del Acuerdo Nacional por el Cambio y Paco Moncayo que encabezaba este frente, el desacuerdo y la dispersión al interior de los grupos que lo conformaron se evidenció en la segunda vuelta. Al interior de la ID se produjo un fraccionamiento entre los que se definieron por Lasso y otros que apoyaron a Moreno. La UP, el socialismo crítico y la dirigencia de PK optaron por apoyar y participar activamente en la campaña de Lasso, provocando confusión e incertidumbre entre la gente identificada con la izquierda y los movimientos sociales opuestos al gobierno. Otros grupos optamos por el voto nulo.

En conclusión, la clase trabajadora y los sectores populares debieron escoger entre dos candidaturas de la burguesía y no contaron con una alternativa y una dirección que represente sus intereses de clase. La izquierda reformista y estalinista vuelve a repetir el viejo error de ponerse a la cola de los representantes de la burguesía más retrógrada, renunciando al principio de independencia de clase y a la posibilidad de aprovechar las elecciones para plantear un programa de cambios estructurales y posicionar a candidatos propios. Es una vieja historia que tiene antecedentes en la revolución de 1944, llamada “La Gloriosa” contra el gobierno antipopular y represivo de Arroyo del Río. Los trabajadores y  la población pusieron su cuota de sacrificio en las calles y en la lucha insurgente que se enfrentó a los carabineros de Arroyo del Río, pero la dirigencia de izquierda pactó con la derecha y entregó el poder a Velasco Ibarra, quien tras de su figura expresaba los intereses de los sectores oligárquicos que habían gobernado el país. En la historia más reciente están los ejemplos de Lucio Gutiérrez y Rafael Correa que llegaron al país gracias al apoyo de partidos políticos como el Partido Socialista, el Partido Comunista, el ex-MPD y Pachakútik. El oportunismo y el acomodo con las fuerzas de la derecha, así se disfrace de izquierda, es quizá la principal causa del desprestigio y la debilidad en que se debate la izquierda ecuatoriana.

Situación política

Los resultados oficiales de las elecciones no han sido aceptados por el candidato Lasso, su partido CREO y otros sectores de oposición, quienes han denunciado un supuesto fraude electoral y se han movilizado a nivel nacional. De esta manera se ha generado un clima conflictivo y de incertidumbre general. El país se encuentra polarizado y el gobierno está cosechando el resultado de haber concentrado todos los poderes del Estado y haber dividido a todos los movimientos y organizaciones sociales que anteriormente habían logrado unirse para combatir a los gobiernos neoliberales, llegando a derrocar a tres de ellos.

Esta situación ocurre en un contexto de polarización y de conflictividad política que atraviesa a varios países de Latinoamérica como Venezuela, Brasil, Argentina, Paraguay, lo cual refleja la crisis económica, pero también la crisis del sistema político y de la supuesta democracia, enlodada por los escándalos de corrupción y el desconocimiento de derechos humanos muy importantes como la libertad de expresión, de protesta, de organización, de seguridad y un nivel de vida digno que se traduzca en la satisfacción de las necesidades básicas.

De cualquier manera, en caso de confirmarse el triunfo de Lenín Moreno, el nuevo gobierno ingresará muy débil debido a factores como la ausencia de legitimidad a consecuencia de las sospechas de fraude, la falta de independencia del nuevo mandatario frente a la figura omnipresente de Correa, las contradicciones al interior del propio partido de gobierno y sobretodo, la crisis económica que hereda el régimen que se inicia. De entrada, el nuevo gobierno enfrentará el dilema de continuar aplicando medidas de ajuste para enfrentar los desequilibrios económicos (déficit fiscal, acelerado endeudamiento externo e interno, caída de las exportaciones, etc.) y la necesidad de cumplir las ofertas realizadas durante la campaña (alza del bono a los más pobres, generación de 250 mil puestos de trabajo anuales, construcción de 325.000 viviendas, creación de 40 nuevas universidades, bono para personas de la tercera edad, entre otros).

Las presentes elecciones muestran un fraccionamiento al interior de la burguesía. La mayoría de empresarios, organizados en las Cámaras, prefieren tener un representante directo de su sector en el poder, que aplique el modelo neoliberal, les cobre menos impuestos y permita la superexplotación de los trabajadores a través de la desregulación laboral. La clase media también se siente amenazada, ya que por la crisis, se han deteriorado sus condiciones de trabajo y acceso a niveles de consumo altos y han dejado de confiar en el gobierno. Los más pobres siguen apostando a la continuidad del correísmo en el poder con la esperanza de lograr pequeñas dádivas y concesiones en el aspecto socioeconómico, política paternalista propias de una práctica clientelar.

¿Qué hacer?

Es urgente y necesario iniciar la reconstrucción de un proyecto de izquierda auténticamente socialista y revolucionaria que luche por acabar con el sistema capitalista para reemplazarlo por una sociedad socialista. Frente a la expropiación de conceptos como “socialismo”, “izquierda”, “revolución” y otros similares por parte de los gobiernos llamados “progresistas”, de carácter frente populistas o bonapartistas, es necesario reapropiarnos de dichas categorías y dar la lucha ideológica que nos permita superar el confusionismo y la debilidad a que nos han sometido los falsos discursos y la prácticas de tales gobiernos.

En la coyuntura actual lo fundamental es establecer una plataforma de lucha que priorice las reivindicaciones democráticas, se abandere de los derechos democráticos de los trabajadores y exija la vigencia de los derechos humanos fundamentales que han sido gravemente conculcados y limitados durante el largo y obscuro período correísta.

En primer lugar es necesario que se transparente el proceso electoral y no quede dudas de que hubo fraude. Por tanto, hay que exigir que el CNE actúe con transparencia, dando paso a todas las denuncias e impugnaciones presentadas.

Una reivindicación urgente es plantear la amnistía y el cese de la persecución a todos los luchadores sociales que han sido encarcelados y enjuiciados por el régimen de AP. Es también urgente la solidaridad con las comunidades indígenas shuar de Morona Santiago que han soportado la militarización de sus territorios y la persecución a sus dirigentes, por resistirse a la explotación minera.

También que se garantice la libertad de expresión mediante cambios de fondo en la Ley de Comunicación y la suspensión del concurso de frecuencias de radio y TV.

Es fundamental que se garantice el derecho de organización eliminando los decretos que limitan los derechos de los trabajadores y de las organizaciones sociales como el decreto 016 que actualmente se pretende convertirle en ley.

En el aspecto socioeconómico se debe impulsar la plataforma de lucha de los trabajadores independientes que plantea entre otros temas:  una alza general de sueldos y salarios, el respeto al derecho de organización y contratación colectiva, el pago de la deuda al IESS, la restitución del 40% del aporte estatal, la fiscalización y restitución de los fondos utilizados por el gobierno, la restitución de los fondos de cesantía y jubilación a los trabajadores y la jubilación de la mujer a los 25 años de trabajo sin límites de edad.

Otros temas pendientes son el ingreso y la democratización de las universidades y del sistema educativo en general, la Reforma Agraria en el campo que sigue expulsando miles de campesinos a las ciudades. Frente a la concentración de todos los poderes del Estado en manos de un sólo partido y en último término de una sola persona como es Correa, hay que pensar en una salida que tenga viabilidad. En caso de que hubiera ganado Lasso, él proponía una consulta popular para que al menos se vayan a su casa quienes presiden organismos de control fundamentales como la Fiscalía, la Contraloría, la Procuradoría, el Defensor del Pueblo, entre otros. Varios sectores han propuesto la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, pero al momento no parecen existir condiciones para un objetivo tan alto.

Todos los grupos que nos decimos de izquierda debemos hacer un esfuerzo por entender las complejas realidades de la lucha de clases a nivel nacional e internacional, caracterizando la fase y la etapa que estamos atravesando. Es fundamental que caractericemos al régimen actual que ha gobernado el país durante una década y continuará probablemente por un período más. En todo caso hay que plantearse retomar nuevamente la movilización de la clase trabajadora y los movimientos sociales en las calles, para lo cual se necesita la unidad de acción entre todos los sectores de izquierda y especialmente las organizaciones sociales que han logrado subsistir frente al tsunami correísta.

(Movimiento al Socialismo) (abril/2017)





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